Que
momentos inolvidables son aquellos en los que disfrutamos con nuestros seres
queridos. En estos días he compartido
con mis hijos tiempo, juegos, risas y recuerdos gratos como el sentarnos
alrededor de la mesa a realizar actividades que hacíamos cuando eran apenas
unos niños. Nos hemos reído tanto! No podíamos parar de hacerlo y yo lo disfrutaba
sobremanera. Es que ver a los que amamos felices, son momentos que no queremos
cambiar por nada.
No
se requiere hacer grandes inversiones ni cosas complicadas para que nuestro corazón
se llene de alegría, basta darles a nuestros hijos lo que ellos están buscando,
atención, amor y comprensión y con eso los hacemos felices y nos llenamos de satisfacción.
Una velada significativa, puede ser tan sanadora! Recuerdo muchas ocasiones
llenas de gritos de jubilo, juegos y risas provocadas por mis padres, nunca las
pude olvidar pues en nuestro hogar de eso estaban llenos los días. No recuerdo
cosas violentas, desagradables ni gritos
groseros, los recuerdos que llevo en mi corazón
son inmejorables, llenos de amor, alegría, paz y respeto.
Es
una lastima que en estos tiempos, se nos haya olvidada la buena costumbre de
sentarnos todos a la mesa a compartir de lo que nos sucedió en el día y a
disfrutar de nuestra familia, y en lugar de eso, le cedamos el tiempo al
televisor, o a los extraños para que llenen los vacíos de los corazones de nuestros
seres queridos. Es cierto que a veces los horarios no contribuyen para la unión
familiar, pero siempre podemos hacer uso de la creatividad y provocar reuniones
en donde realicemos actividades sanadoras
y enriquecedoras que nos mantendrán juntos y en armonía.
No
desaprovechemos nuestro tiempo que es tan valioso, cada día que pasa si no
hacemos algo significativo, podemos estar perdiendo a nuestros seres queridos,
los que se alejaran y se acostumbraran a vivir lejos de nosotros, porque en el
lugar que ellos reconocen como hogar, no les ofrecemos lo que necesitan. Lo importante no es cuanto tiempo dedicamos a
compartir con ellos, sino que momentos de calidad les ofrezcamos, porque estar
en una misma habitación, no significa que estemos compartiendo, pues podemos estar juntos en lo físico, pero
nuestras mentes y corazones pueden estar muy lejos, y en el peor de los casos podemos tener
barreras difíciles de quebrantar como el silencio, la indiferencia, la falta de
interés y el egoísmo.
Aprovechemos
bien nuestro tiempo, no lo perdamos en cosas que no son importantes, ofrezcámoselo
a nuestros seres queridos quienes nos necesitan y a quienes necesitamos.
“Mirad, pues, con
diligencia como andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los tiempos son malos” (Efesios 5:15, 16)
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard