Todo en la vida cuesta, nuestros planes requerirán
esfuerzo, desvelos, sueño interrumpido, dinero o algún tipo de sacrificio. Pero
cuando estamos dispuestos a pagar el precio por lo que anhelamos y lo hacemos
responsablemente; cuando lo que esperamos llegue, lo disfrutaremos y lo
cuidaremos.
Dicen por ahí que lo que viene fácil así
mismo se va y lo que no cuesta nada no es apreciado, sin embargo aquello que
concebimos con trabajo y sudor, lo sentimos tan nuestro que lo amamos y estamos
dispuestos a defenderlo a toda costa.
Definitivamente cuando trazamos nuestros
planes no podemos imaginar con cuantos obstáculos nos encontraremos, pero si
podemos prepararnos para enfrentarlos y una manera que nunca falla es no perder
de vista nuestros objetivos, porque si ponemos la mirada en lo que se opone
pronto podemos desilusionarnos y abandonar, pero si ponemos los ojos en el que
nos ayuda y siempre esta con nosotros, estaremos seguros de lograr lo que queremos.
Caminemos sin ver los obstáculos,
caminemos con fe, creyendo en aquello que Dios ha sembrado en nuestros corazones.
Tengo un sueno que sé que lo realizaré, debo confesar que no conozco el camino
para alcanzarlo, pero si conozco al que me acompaña y me da todas las cosas.
Hago lo que esta a mi alcance para lograrlo y no pienso en lo que me encontraré
en el camino, porque si pienso en lo que no tengo, en lo que no se y en lo que
necesitare, jamás lo lograre. Decido entonces investigar, llenarme de mis sueños,
estudiar lo que necesito para lograrlo, accionar y tener fe en que los recursos
que me falten me los dará Dios. Estoy segura que lograre mis objetivos y no
temo en pedir bastante, porque he aprendido que mi Señor habla de abundancia no
de escasez.
Alguien me decía hoy que quería algo pero
era muy grande y que era difícil lograrlo a lo que le dije: “No tengas miedo de
soñar y de pedir a Dios porque el que esta contigo es grande y sus dadivas también”.
A veces nuestros sueños parecen locos por lo grandes que son, y nosotros no
tenemos manera de lograrlos, pero nuestro padre que es el dueño de todas las
cosas no los ve así, él los puede otorgar. Piensa en esto siempre que sueñes y hagas
planes:
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” Génesis
18:14
“Porque nada hay imposible para Dios” Lc
1:37
Recibimos poco porque nos acostumbramos a
pedir poco, creemos que es incorrecto pedir que se cumplan grandes sueños mientras
nuestro padre espera que soñemos en grande porque el prometió darnos en
abundancia.
No tengas miedo de soñar ni seas
negativo. No veas los obstáculos antes de comenzar a andar, mejor piensa en la pasión
que sientes por lo anhelado y en la confianza que te brinda Dios.
¿No tienes sueños definidos? Comienza a
soñar y no te conforme con lo pequeño, sueña en grande porque tú papa que te
ama también es grande y la palabra nos dice que cuando recibimos a Cristo, con
El también recibimos todas las cosas. Eres heredero con Cristo y las grandes
cosas tambien están hoy a tu disposición.
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernahard