Que importante son los detalles, la presentación
de algo, la manera en que luce, lo atractivo que nos parezca. Por alguna razón existen
los adornos, los colores y los diseños, ellos tienen su propósito y razón de
ser. Cuando terminamos de hacer algo, además de su buen contenido, queremos que
a primera vista llame la atención.
Por esta razón, los diseñadores de ropa adornan
ya sea con una flor, un botón, una cinta etc. su pieza, para que cautive la
mirada de cualquiera. Los estilistas por ejemplo, usan muchas herramientas para
que los cabellos luzcan bellos y por testimonio de sus clientes otros requieran
de sus servicios. ¡Ah! Y qué no decir de los que aprendieron el arte culinario,
aquellos que no solo saben cocinar sino adornar sus platillos, de tal manera
que los venden aun sin ser probados. Imagínate un delicioso pastel con su
cereza. Recuerdo que cuando niña le decía a papa como queriendo ganar una
competencia a mis 4 hermanos “Papi, yo quiero la cereza” y el como buen papa,
me la daba.
Como cereza en un pastel, son nuestras
limitaciones. Estas en lugar de ser malas, son el detalle que cautiva la atención
de Dios. Porque, si pensamos bien, si no las tuviésemos, no lo llamaríamos y Él
no tendría que acercársenos para ayudarnos. Nuestras limitaciones son la invitación
abierta que le hacemos a Dios para que esté cerca de nosotros, para que nos
ayude, para que trabajemos en equipo, pues si no tuviéramos limitaciones,
no tendriamos necesidad de la intervension de Dios.
Como somos seres pensantes, podemos
reconocer que no lo podemos hacer todo y que necesitamos ayuda de alguien para
lograr nuestros objetivos, sin embargo, muchos insisten en hacer las cosas por
su cuenta y terminan agotándose y desilusionándose porque el hombre no se diseñó
para funcionar solo ni aislado y mucho menos sin Dios. Los que insisten en
creer lo contrario, se tropezaran una y otra vez con un proyecto al que se le
acabaron los recursos, porque podrán hacer su mejor parte, pero la parte
divina, la parte imposible para ellos, no hay quien la haga sino Dios.
Que no te asusten tus limitaciones; tu encárgate
de hacer el trabajo que te corresponde y no te inquietes pensando en la parte
que le corresponde a Dios, porque Él es responsable, y sabe hacer las cosas bien y en su tiempo. Dios nunca nos ha dado
testimonio de quedar mal ni de estar demorado. Entonces pon tu atención y tus
fuerzas en cumplir con lo que se te asigno y recuerda que cuando comiencen tus limitaciones, es
cuando debes descansar y no preocuparte más, pues es entonces donde termino tu trabajo y comienza la intervensión
divina, la que te da la seguridad, pues Dios tiene el control.
“El caballo se alista para el día de la
batalla más Jehová es el que da la victoria”. Proverbios 21:31
Alístate para cumplir con tu parte del
proyecto y no te preocupes por nada más; porque Dios ya tiene la parte que le
corresponde terminada y si aún no lo ves, es porque está sometida a un día y a una hora en Su calendario, el día en que le sacaras el máximo provecho y lo
disfrutaras más. Dios conoce ese dia y sabe
bien cuando llegara, y como lo sabe, no dejara que nada lo eche a perder. Confía en
tu Padre a quien puedes decirle “Papa yo quiero la cereza” porque El té la dará.
DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard