Los problemas llegan muchas veces sin
avisar, podemos estar en el lugar mas seguro, probablemente sin imaginarnos que
nos sorprenderá algo que nos hará daño. No es que quiera ser negativa, pero
deseo advertir que siempre debemos tomar las precauciones necesarias para
nuestra seguridad.
Prueba de que las adversidades nos
sorprenden cuando menos las esperamos es mi experiencia reciente, mientras me
preparaba para ir a la iglesia, haciendo la cosa mas inocente me lastime.
Estaba terminando de secar mi pelo cuando accidentalmente el cepillo se desprendió
y se fue a posar bruscamente y sin compasión en mi ojo, las cerdas de plástico muy
bien afiladas y parecidas a un alfiler, golpearon mi ojo provocando un dolor intenso
a lo que se añadió el temor.
Inmediatamente me lleve las manos a mi
rostro esperando pasara el dolor, pero el trauma había sido fuerte y al rato me
di cuenta que esto no sucedería con rapidez. Tome las medidas necesarias, hice
lo que estaba a mi alcance para aliviar mi situación, pero el ojo continuaba
adolorido y lagrimeando sin ninguna mejoría.
Se me ocurrido llamar a mi
hermano, él tiene una especialidad en problemas de los ojos e inmediatamente me
aconsejo que me lavara, me pusiera unas gotas y una venda para obligar al ojo a
descansar, ya que el parpadeo lo podía lastimar. Eso fue lo que hice, lo cubrí,
lo obligue a estar quieto y así dormí.
Todo esto me ha hecho pensar en que hay
momentos en los que debemos obligarnos a callar, porque cuando uno menos
lo piensa se encuentra viviendo situaciones poco agradables y si no somos
sabios, las podemos complicar. Los pleitos por ejemplo, pueden volverse enormes
si no callamos a tiempo, si caemos en el juego de contestar.
Sé que no es fácil
cuando se abre una herida y provoca dolor quedarse quietos para no contestar. También
sé que no es fácil ignorar un gesto grosero y no reaccionar, pero si la
respuesta no es buena, es mejor callar.
¿Que cosas estas viendo ahora que no te
hacen bien, que es lo que escuchas que te provoca? Ponte una venda, quédate quieto
mientras pasa el dolor, cuando te sientas mejor serás más eficaz, actuaras con sabiduría
y el dolor no te provocara de manera que en lugar de mejorar la situación la empeores.
En
Proverbios 15:1 tenemos un buen consejo: “La
blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”
Sigue este consejo, no aumentes dolor
donde ya hay, no añadas tristeza sino protege tu corazón. Detente, que la situación
no se lastime mas!
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard