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Sunday, January 26, 2014

ADVERSIDAD NO, OPORTUNIDAD SI








ADVERSIDAD NO, OPORTUNIDAD SI

La tendencia es pensar rápido y negativo. Cuando vienen los cambios, aquellos que no esperamos porque no van de acuerdo a nuestras expectativas, vienen las incomodidades. Es lógico que cuando nos tocan el área de confort reaccionemos y protestemos.

Indudablemente los cambios nos alteran la vida, el carácter, los pensamientos, y el bolsillo. La transición que se vive en el trayecto de un punto a otro, de lo conocido a lo desconocido, no siempre es agradable. En ese punto podemos pensar que el cambio representara sacrificio y en alguna medida perdida, y al pensamiento le acompañara la declaración una que no bien pensada puede desembocar en temor y angustia.

Nos angustiamos porque no podemos ver el futuro, porque este se ve incierto y lo desconocido causa inseguridad. Nos angustiamos sin tener la certidumbre de que nos ira mal, pero es lo primero que pensamos, es lo que asumimos si no confiamos en Dios: “¿qué hare ahora sin trabajo?; ¿qué será de mi si me enfermo?, ¿será que lo que espero nunca llegara?, ¿lo iré a lograr?”. Pensamientos similares a estos son tan populares que transitan como Pedro por su casa de un hogar a otro; nuestra mente. Sin darnos cuentas les abrimos la puerta de par en par y les invitamos a acomodarse con tanta facilidad que pronto se creen dueño de tu mente y no conformándose con eso se adueñan de tu corazón. Si cuando vinieran los cambios sacáramos de lo profundo de nuestro ser los mejores pensamiento y en lugar de afligirnos nos llenáramos de confianza, aunque nos visitaran pensamientos desalentadores por un momento, no se sentirían bien recibidos y huirían de inmediato.  El tiempo de la espera seria menos difícil pues esperaríamos no en la soledad, sino que la paz y la esperanza serian nuestras compañeras de viaje y la seguridad nuestro destino.

No te aflijas sin razón, ¿quién te ha dicho que los cambios son malos? No se puede abrir una puerta  grande si una pequeña no se cierra, y a veces se nos obliga a movernos porque nos acomodamos tanto que no queremos avanzar. Cuando la palabra nos dice que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien debes creerlo, mejor avanza voluntariamente y no esperes a ser empujado por el Buen Padre que te quiere ver prosperar, pues cuando esto pasa puedes sentir que no estás listo aunque de cualquier manera Dios te ayudara.

Quizás ahora no lo entiendas, tal vez lo nuevo te preocupa y te asusta, pero solo confía y dale gracias a Dios que aunque a tus ojos parece malo lo que te acontece, es Dios el que dirige tus pasos y tu futuro. Toma en cuenta a Dios aun en los momentos en los que no sabes a donde vas, porque si lo haces así, El dirigirá tus pasos y te abrirá mejores puertas que las que dejaste atrás.

“El corazón del hombre traza su camino, pero Jehová dirige sus pasos” (Proverbios 16:9)

Deja que Dios se encargue de tu futuro, tú encárgate de agradarle y de confiar en El.

 

DALE COLOR A TU VIDA

Reflexiones que nutren el ser interior

Por: Ingeborg Bernhard