Cada día tiene su propio afán y únicamente Dios sabe lo que nos espera mañana. Aun así, como reposamos confiados en El, aunque la adversidad toque a las puertas de nuestras vidas, estamos seguros de que cuando esta se presente, contamos con la ayuda del que nos ama y protege sin escatimar nada.
En estos días a mi hijo menor le practicaron una cirugía de rodilla, una condición que venia afectándole desde hace bastante tiempo. Nunca había experimentado tener que hospitalizar a un hijo, y como toda madre que ama a los suyos, quise estar en todo momento a su lado, tengo que decir que hubiese preferido ser yo la que tuviera su condición y evitarle a el pasar por un momento que aunque uno quiera evitarlo lo inquieta.
No he querido separarme un momento de él porque son estos eventos en los que uno debe mostrar amor significativo, hay situaciones por las que los seres humanos pasamos que quedan tan grabadas en nuestras mentes que cuando las recordemos, aparecerán adornadas con los detalles y las personas que las acompañaron, es así que cuando pase el tiempo y mi hijo hable de la cirugía, no podrá olvidar quienes le cuidamos y estuvimos presentes.
No debemos ser indiferentes cuando acontecimientos tan importantes lleguen a la vida de los que amamos, sean estos una celebración o una situación difícil, de enfermedad o de duelo, pues es entonces donde debemos detenernos un poco de nuestros afanes para pensar en los que mas necesitan nuestro cariño y apoyo. Bien señala mi hija con gratitud, lo importante que ha sido para mi hijo la visita de sus amigos, pues los amigos no solo se presentan para divertirse, sino para animar cuando se hace necesario.
Cada noche desde su cirugía, han venido a casa diferentes personas para mostrarle su amistad y buenos deseos, y estoy segura que eso le ha animado mucho, porque aunque no seamos médicos del cuerpo, podemos ser médicos del alma y en lugar de ofrecer una medicina, podemos ofrecer una sonrisa, un abrazo, una palabra alentadora que hará mayor bien, ya que bien dice la palabra:
“El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos." Proverbios 17:22
No seamos egoístas y pensemos en los demás, pues ese momento que dejemos nuestra rutina para hacer bien a otros, nos dará mucha satisfacción y fortalecerá nuestras relaciones. Invierte un poco de tu tiempo en cultivar el amor, porque habrá un momento en el que quizás seas tu el que necesite esas muestras de cariño que te inyectaran fortaleza y te llenaran de alegría.
"El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el animo." Proverbios 27:9
¡DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
