Erróneamente muchos se encuentran atrapados en pensamientos muy negativos acerca de ellos, piensan que no valen, que no sirven, que nunca llegaran a alcanzar sus anhelos, que nadie los quiere, quizás porque ha sido lo que oyeron desde siempre, padres que tal ves aprendieron mal, a quienes se les transmitió el mismo mensaje y cometen el mismo error de etiquetar a sus hijos con calificativos desalentadores y negativos.
Hay personas que lucen muy bien por fuera, pero en su interior se sienten muy poquita cosa, su estima esta muy dañada por cosas que escucharon y creyeron. A lo mejor los que les rodean gusten de ellos y quisieran tener mas de alguna cosa que poseen, pero ellos lo ignoran porque solo pueden recordar lo malo que les dijeron.
Debemos tener cuidado de la manera en como hablamos y los mensajes que transmitimos, pues hay palabras que quedan ensartadas en el corazón como un puñal afilado y permanecerán ahí haciendo un daño que solo Dios puede sanar. Cuando nos enojamos hablamos descuidadamente, y las palabras que decimos se repetirán una y otra vez en la mente de nuestras victimas, hasta que se las creen y esto causa una herida que afecta toda su conducta.
Las encuestas dicen que al hombre le es mas fácil recordar las cosas malas que se le dicen que las cosas buenas, razón por la cual cuando nos dirijamos a alguien debemos hablar con cuidado edificando, porque una palabra bien dicha puede fortalecer y hacer mucho bien, puede construir y afirmar, mientras que las groserías y aseveraciones egoístas y llenas de odio y rencor, puede destruir la estima de cualquiera.
Cuando nuestros hijos crecen y se vuelven rebeldes nos preguntamos porque son así, pero debemos revisar como hemos contribuido al desarrollo de su personalidad, si le hemos inculcado seguridad o amor o inseguridad y menosprecio hacia ellos mismos. Debemos ser inteligentes porque a todos nos gusta tener buenos frutos, pero mientras no aprendamos a sembrar bien, no los veremos, si sembramos rechazo, eso cosecharemos, si sembramos desprecio, estaremos mas tarde experimentando ese mismo desprecio de los que tratamos con descuido.
Medita antes de hablar y habla bien y si has sido victima de palabras hirientes que te han hecho creer de ti lo que no eres, piensa bien en que fuiste creado y formado por Dios y El todo lo hace bien, para el eres de gran estima de otra manera no hubiese dado su vida por ti pero la dio, el precio que pago por ti no se puede medir en cantidades, es precio de sangre y de amor. Las mentiras que has escuchado acerca de ti, debes desecharlas y comienza a creer que hay un plan perfecto que Dios trazo para tu vida.
Isaías 43:4 te recuerda lo siguiente:
"Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
Si no sabes cuanto vales, pregúntale a Dios él te dirá cuanto dolor sufrió por amor a ti y aun mas te diría, que hubiera estado dispuesto a volver a dar su vida solamente por ti.
¡DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
