Translate Into Another Language

Thursday, August 16, 2012

SE MANSO Y HUMILDE









El siervo sabe que no merece nada y esta contento con la porción que se le ha concedido. Él es manso y su mansedumbre proviene de la dependencia total que tiene en su Señor. Aquella que le hace vivir confiado y agradecido con lo que se le ha dada, por tanto tiene gozo. La mansedumbre nos hace vivir en un estado de tranquilidad total, ante las criticas, los juicios y ante la adversidad. La humildad es la perfecta quietud del corazón. El humilde no se inmuta si murmuran de él y no guarda rencor.

El que es manso y humilde esta tranquilo cuando nadie le alaba, pero también cuando es culpado o rechazado. Los humildes tienen una silenciosa estabilidad con respecto a sus vidas en medio de la agitación, eso es la paz. De la aflicción proviene la dependencia de Dios, de la dependencia de Dios la humildad y de la humildad la gentileza para con el prójimo y todo esto nos produce paz y la paz nos produce gozo.


Mateo 11:28-29 nos recuerda la invitación que nos hizo Jesús: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os hare descansar, llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas.”


La mansedumbre no es debilidad como muchos la llaman, sino que es fuerza, dominio propio, seguridad, confianza, reposo total y dependencia de Dios. La humildad no consiste en como te vistes sino en como te conduces y la gentileza es su resultado final.

La palabra de Dios nos recuerda “El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido y el que quiera ser primero debe servir a su prójimo”. Enaltecerse es lo opuesto a humillarse, el altivo menosprecia a su prójimo, lo ve inferior a él, confía en el mismo y no en Dios, cree que Dios necesita de sus talentos y experiencia y se promueve a si mismo, se ofende y ofende fácilmente y actúa impulsivamente, olvidándose que Dios resiste al soberbio, que la soberbia abate y que tarde o temprano el soberbio será quebrantado.

Le conviene al hombre humillarse para que Dios le exalte, pero el humilde aunque no sea exaltado sigue viviendo en paz.

El Señor mucho nos ha perdonado, hagamos lo mismo con nuestro prójimo, perdonémosle, bendigámosle y en lo que respecta a nosotros seamos mansos, humildes y procuremos la paz, Jesús así nos lo modelo para que no sufriéramos humillacion y verguenza.




DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard