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Sunday, September 02, 2012

NO AUMENTEMOS SU DOLOR








Hasta las personas que mas admiramos se han equivocado mas de una vez. No importa que tan buenos creamos que somos, hemos sido imprudentes, hemos cometido errores, hemos fallado y hemos herido al projimo.

Algunos tienen la tendencia de categorizar los pecados, pero esto es un error, pues aunque hay pecados que se llevan en el interior, y no se dejan ver, como el rencor, la falta de perdon, los celos, la envidia, el orgullo, etc., estos son iguamente desagradables, merecen castigo y nos separan de Dios.

La verguenza de aquella mujer adultera de la que nos habla la Biblia debio haber sido muy grande y el temor a las consecuencias que tendria que enfrentar en manos de los hombres debio haber sido peor, porque es mejor caer en las manos del Dios Altisimo que en las manos del hombre, pues Dios se compadece de nosotros, nos perdona inmediatamente si le presentamos un corazon arrepentido y humillado,  pero el hombre es duro y tardo para perdonar.

 A veces da la impresion de que algunos hasta llegan experimentar placer al ver pagar al que se equivoco, mientras el corazon de Dios se pone triste por su hijo amado que se ha extraviado. Nuestro Buen Senor y Padre, es tardo para la ira y grande en misericordia, es por eso que inmediatamente fallamos, en lugar de sacar un dedo acusador extiende sus brazos para recibirnos y otorgarnos su perdon.
 
Estas fueron las palabras de Jesus para aquella mujer a la que perseguian para matarle:
 
"Mujer, donde esta los que te acusaban? Ninguno te ha conenado? Y ella dijo: Senor, ninguno. Entonces Jesus le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques mas."
 Jn 8:10-11
 
Debemos obedecer la palabra cuando nos dice:

  “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante”. Lucas 6:27-28

Es mejor tener un corazon compasivo y practicar misericordia, porque como somos humanos y nos equivocamos, en cualquier momento podremos ser nosotros los que necesitemos perdon.
Dejemos que el que peco, se llene de fuerzas para continuar, no le aumentemos dolor, sino que  animemosle a seguir adelante. Hagamos lo que hizo Jesus, dejemos libre al ofensor, pues eso le agrada a El, y le hace bien a nuestra alma.





DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard