Todos
en algún momento de la vida, pasamos o pasaremos situaciones que nos harán sentir
solos, desamparados llenos de temor e incertidumbre. Hasta los que conocemos a
Dios, enfrentamos eventos en los que experimentamos confusión, pues sufrimos
cambios a veces radicales que nos traen inestabilidad y nos sentimos inseguros.
Elías
era un hombre temeroso de Dios pero también sintió temor, y Dios le aparto a un
lugar, el arroyo de Querit, donde cuidaría de él. Quizás no era el mejor lugar
para pasar el momento difícil ante los ojos de Elías, es probable que sufrió
muchas incomodidades, no era lo mismo estar en su casa con sus seres queridos
que en un lugar solitario y sin ninguna comodidad, pero en medio de todo lo
aparentemente negativo, Dios le guardo y le dio lo que necesitaba en el
momento.
Nosotros
pudiéramos estar viviendo una situación similar a la de Elías, y por alguna razón
tengamos que salir de nuestra comodidad para llegar a algún arroyo, es probable
que no nos guste mucho la idea, pero de la misma forma en que la estadía de Elías
fue temporal en aquel lugar, también será la nuestra en donde Dios nos lleve.
Lo que si debemos considerar es que, el lugar donde Dios nos envié, aunque no
sea el que nosotros escogeríamos, no carecerá de provisión.
La
palabra nos dice que Dios alimentaba a Elías y nunca le falto el sustento: “Y
los cuervos le traían pan y carne por la mañana y pan y carne por la tarde; y bebía
del arroyo” 1 Reyes 17:6
Mas
tarde se cumplió el tiempo de su estadía en aquel pequeño arroyo y Dios lo envía a Sarepta, pero también ahí
Dios ya había ordenado que se le bendijera. El único trabajo de Elías fue
obedecer, y esta decisión de su corazón hizo que se cumpliera lo que Dios había
prometido.
No
tengas temor si ahora el Señor te dice que te muevas, puede ser que la petición
no te agrade mucho, pero no veas a tu alrededor, no creas en lo que tus ojos
ven, mejor ve a tu Señor y confía que Él sabe lo que necesitas y conoce el
camino de tu bendición. Por ahora solo obedece como lo hizo Elías, y emprende
el viaje que te llevara a tus bendiciones. Todos los que obedecen al Señor,
tienen un destino seguro y feliz.
Tal
ves quieres ir a Europa o África o lograr una meta personal, pero no te gustan
los aviones ni los barcos, ni tampoco las tareas que te lleven a tu objetivo,
pero si quieres llegar al lugar de tus sueños o alcanzar la meta propuesta, tendrás
que subirte al avión o viajar en barco donde puede sorprenderte una tormenta o tendrás
que pasar las pruebas que requiere el cumplimiento de tus metas. Por un momento sentirás incomodidad y malestar, pero solo piensa que esto es
temporal, y sobre todo imagínate el
destino final, pues es ahí donde tendrás la bendición que Dios ya ha ordenado
que te espere.
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard