Translate Into Another Language

Tuesday, October 09, 2012

NI YO TE CONDENO



 

No podremos decir quienes éramos a menos que sepamos quienes somos. Solamente cuando hemos entendido lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, cuando sabemos que Dios nos ha transformado, aceptamos que le pertenecemos y que él tiene todos los derechos sobre nosotros, tendremos la libertad de hablar de nosotros con libertad, sin condenación y con gratitud de saber restauradas nuestras vidas.

¿Porque nos cuesta compartir las cosas que hemos hecho mal? Por miedo al juicio y al rechazo, pero cuando ya esas cosas no te lastiman porque entiendes el perdón de Dios, y en ti no ha quedado vanidad ni culpabilidad, la misma humildad que te lleva a reconocer que por ti mismo nada puedes hacer bien, pero que en Cristo todo lo puedes, te permite abrir tu corazón para decirle a los demás que mientras todos dicen que no hay esperanza, Dios dice que si la hay, que cuando algunos te descalifican, Dios te honra y te ama y te bendice.

Solemos poner mascaras o simplemente tratamos de protegernos porque no sabemos cual será la reacción de las personas cuando nos presentemos transparentes, genuinos y reales, dejando ver los errores mas grandes de nuestra vida, las debilidades y las equivocaciones que hemos cometido, porque a todos nos gusta que nos respeten, nos vean con admiración y amor. Nos damos cuenta que las personas esperan que seas de cierta manera para aprobarte o desaprobarte y por esto cuando no damos la medida preferimos guardar silencio.

Ah! pero cuando Dios arranca de raíz tu pecado porque te haz rendido a El totalmente, te sientes seguro de tu valor y estas dispuesto a gritar lo que Dios ha hecho en tu vida, puedes decir Dios me cambio, justo a tiempo me libro y tu deseo es que lo que te sucedió a ti, tu sanidad sea experimentada por otros que lo necesitan.

Dios siempre honra al humilde y le exalta por su actitud y al que necesita perdón, Dios se lo otorga y le dice " Ni yo te condeno"

Juan 8:10-11 " Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿donde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condeno? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques mas."

Todo pecado es igual ante los ojos de Dios, unos salen a la luz publica, otros se llevan arraigados en el corazón como si fuesen un trofeo, pero el que reconoce su condición de polvo y se arrepiente, recibe el perdón de Dios, un perdón que no te recuerda el pasado, sino que olvida y te da una nueva oportunidad. No sigas atrapado en un pasado que solo te lastima, vive tu vida plenamente y utiliza tus experiencias para mejorar y bendecir a los demás.





DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard