Es preferible llenar el tanque de tu
carro de combustible y no andar solo con un cuarto, pues no sabes en que
momento del camino, este se ponga difícil, o en tu intento de llegar pronto te desvíes
y te encuentres en una carretera desconocida y mala, te sorprenda la noche o
una calle llena de huecos y en muy mal estado. No te querrás quedar solo,
abandonado y sin manera de proseguir por falta de gasolina, sino que desearas
cruzar rápido y seguro el trayecto difícil para encontrar nuevamente la carretera
suave, ligera y conocida, que te conduzca a tu destino.
No es difícil encontrar a muchos
cristianos que así viven, con una fe muy escasa, que con cualquier sorpresa
desagradable, esta se les acaba. La fe no debe tenerse escasamente, sino que
de ella debe estar lleno nuestro corazón para que cuando pasemos por uno de
esos días que no entendemos, o enfrentemos una situación que no conocemos, por ejemplo un
evento feo y doloroso, podamos estar seguros que no nos quedaremos atrapados,
abandonados y lastimados.
Así como nos preparamos para
enfrentar un huracán, que corremos a los supermercados para obtener agua, alimentos básicos y todas las
herramientas que nos permitan pasar a salvo el mal tiempo, así debemos
acercarnos a Dios cada día para que las aflicciones no nos encuentren vulnerables, vacíos y solos. Cada día debemos
llenar “nuestro tanque”, nuestro corazón con la palabra de Dios porque esta es
nuestra fortaleza, en ella hay sabiduría, ella nos anima y nos sustenta, nos da
paz y esperanza, nos consuela, nos llena de gozo, nos ensena, nos protege,
nos hace libres, nos hace pacientes y nos ayuda a estar confiados.
Solamente estando llenos de fe a través
de la palabra de Dios estaremos listos como aquellos soldados que van a la
batalla. No es lo mismo ir preparados a que nos encuentren desarmados, débiles y
sin ayuda. No esperes que la tormenta llegue primero, mejor busca un lugar seguro en donde
refugiarte antes de que esta te sorprenda. Protege tu corazón, que tu techo y tu protección sea
el Señor y que tu fe nunca se acabe. Esta es la única manera de salir con bien
de los momentos difíciles, poniendo tu vida en manos de Dios.
Llénate de la palabra de vida, llénate
de fe, y espera confiadamente en tu protector que Él te llevara a lugar seguro
y en la dificultad recuerda esto: "Mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos" (Is. 55:8) aunque
tu no sepas que hacer ni a donde dirigirte, Dios siempre tiene una respuesta y
una salida para toda situación, y la fe es la que te producirá la paciencia
para seguir esperando en El aunque todo te diga que no hay salida. Ejercita y
activa tu fe para que esta sea constante no solo en los momentos buenos, sino
en los momentos complicados de tu vida.
"Jesús habla de una fe que puede
mover montañas: ‘Yo les aseguro que el que diga a ese cerro ¡Levántate de ahí y
arrójate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le
concederá' (San Marcos 11:23).
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
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