Tal ves has orado mucho por esa persona
que será tu compañero de vida, por el hombre o la mujer que estará contigo
cuando te vaya bien y cuando las cosas se tornen un reto difícil de enfrentar.
Dios conoce toda tu vida aun antes de que nacieras, sabia quienes serian tus
padres, quienes tus amigos y quien esa persona especial con la que compartirías
tus alegrías y tus penas.
Sin duda alguna esa persona esta ahí,
solo que a veces por desesperados no los dejamos llegar a nuestra vida cuando
es el momento, en ocasiones nos apresuramos y en lugar de continuar orando,
teniendo fe y esperando en Dios tomamos un rumbo diferente al diseño de Dios y
complicamos nuestras vidas comprometiéndolas con las personas que no son.
Es mejor tener paciencia que luego
lamentar, porque las malas decisiones siempre nos causaran dolor. Debemos
dedicar el tiempo necesario cuando conocemos a alguien para darnos cuenta si es
la persona correcta para nosotros, de lo contrario, al terminarse el entusiasmo
primero, nos daremos cuenta que no existe afinidad, pero ya será tarde para
rectificar.
No corras, que no te presionen los amigos
ni la soledad, la edad no importar, porque mejor haber vivido antes todas las
etapas que cuando comprometido quieras retroceder. Lo importante no es cuando
encontraras a esa persona idónea, lo que si es vital, es que cuando la
encuentres ambos estén listos para emprender esa aventura de la vida en la que serán
un equipo, corriendo hacia la misma meta con la misma pasión y verdadero amor.
Sigue orando, que tu oración ya fue
contestada y no te canses de esperar, porque es mejor esperar suficiente y lograr,
que correr y malograr. Mientras tanto prepárate para ese dia en que llegue esa persona especial, para que te encuentre radiante y sepa de inmediato que eres su ayuda idónea.
En hebreos 11:6 leemos: “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard