Probablemente has conocido a alguien ya
sea en tu familia o entre tus amigos que se comporta como si fuese una especie
de detective secreto, aquel que desconfía hasta de su propia sombra. Personas que viven de esta manera, están siempre
angustiadas de tal manera que si escribieran todo lo que piensan tendrían una colección
de novelas de ficción. La noche les llega llena de pensamientos y sentimientos
que le llenan de incertidumbre, tristeza, rabia, impotencia y desconfianza. No
pueden dormir porque tejen en la oscuridad pensamientos tenebrosos que le
quitan la paz y que probablemente sean engañosos.
Se de algunas parejas que no disfrutan su
relación porque todo el tiempo están desconfiando uno del otro y esto les lleva
a tener comportamientos erróneos que en lugar de ayudar a su relación, la
envuelve en una sombra oscura, pesada y muy peligrosa. Que difícil y triste
debe ser la vida de aquel que sigilosamente y en lo oculto vive registrando y
husmeando en las pertenencias de aquel del que sospecha. Las carteras corren
peligro mientras el dueño duerme, los teléfonos son revisados con cuidado y
detalle como queriendo encontrar algo extraño en lo que se pueda sostener la
desconfianza.
Aquel que desconfía vive de sobresalto en
sobresalto, con el corazón acelerado y temblando por la impotencia de querer
confirmar lo que piensa y que no puede asegurar. Algunos llegan a extremos en
los que lucen muy mal y su conducta les hace pasar vergüenza. Seguir de incognito al objetivo, escudriñar entre
sus documentos y hasta pagar por poner al descubierto al que piensa traidor no
solo le causara dolor al que así actúa sino que enfermara su alma con rencor.
Creo firmemente que alguien que vive de esta manera, se desemboca alocadamente
a una condición enfermiza que acabara con sus ilusiones y hasta con su hogar.
Hay maneras inteligentes de manejar una situación; ser sensato, actuar con sabiduría
sin perder el respeto por los demás ni por uno mismo, será beneficioso.
Uno de los responsables de este tipo de
acciones es la falta de perdón, aquella que destruye la confianza e impide que
se crea lo mejor. No debemos permitir que la desconfianza nos robe la alegría de
vivir, ni que la sospecha maneje nuestras emociones poniéndonos en posición vulnerable
en donde nuestro corazón sufre, se siente débil y no puede ser feliz.
Deja la sospecha y procura darle descanso
a tu alma porque si fuera cierto lo que crees es mejor que se lo entregues a
Dios, y si no lo fuera puedes correr el riesgo de arruinar algo bueno, algo que
puede mejorar y llegar a ser como tanto lo deseas.
“Alma mía, en Dios
solamente reposa, porque
de él es mi esperanza.” Salmo 62:5
DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard