Con frecuencia recordamos cuando éramos niños, las cosas que hacíamos,
nuestros amigos, los juegos, las risas y los sueños que teníamos. Entonces queríamos
que el tiempo pasara para poder tener independencia, algunos queríamos volar de
casa para vivir solos, tener un apartamento, un trabajo, y dinero. El tiempo ha
pasado y ahora añoramos muchas veces esos días felices de nuestra juventud, en
la que nuestra preocupación era únicamente estudiar para que cuando fuésemos
adultos tuviéramos un futuro prometedor.
Es fácil sorprendernos cuando vemos a los hijos de nuestros amigos pues
dejaron de ser niños y ahora son hermosos adolescentes y nos damos cuenta de
que el tiempo paso, para algunos la juventud se fue, y ahora las circunstancias
cambiaron, las responsabilidades aumentaron y ya no son nuestros padres los que
se preocupan por proveernos a nosotros, sino que somos nosotros los que tenemos
que velar por ellos.
A veces quisiéramos que el tiempo retrocediera para hacer algunas cosas de diferente
manera, sabemos que hubo mucho que pudiésemos haber hecho mejor, quizás sentimos
nostalgia porque entendemos que el tiempo se ha ido y no podremos recuperarlo jamás.
Antes quizás queríamos tener mucho, ser exitosos o famosos, pero en ese afán se
nos escaparon los detalles realmente importantes de la vida por los cuales
ahora estuviésemos dispuestos a pagar el precio que fuese con tal de poderlos
vivir.
Lo pasado no podemos cambiarlo, pero aun podemos aprender a valorar nuestro
tiempo, pues mientras tengamos vida, podemos también cambiar nuestros hábitos.
No pospongas lo que es importante hacer ahora, algunos asuntos no pueden esperar mas, de la resolución
de ellos depende tu felicidad. Relaciones que se han enfriado y que son
importantes es necesario fortalecerlas. A veces incurrimos en deudas, no
necesariamente monetarias tales como falta de perdón, estas debemos solucionarlas
porque el hacerlo nos traerá paz.
El tiempo que Dios nos conceda a partir de hoy, debemos invertirlo
bien, en lugar de acumular bienes y dinero, cosas que al final se quedaran, es
mejor limpiar nuestros corazones, sacando todo lo que nos causa cansancio para
llenarlo de aquello que nos haga bien. Disfruta tu vida, deja la amargura, se
agradecido, aprende a dar, perdona, ama a los tuyos, dedícales momentos buenos e
inolvidables, que ellos conozcan lo mejor que hay en ti y sobre todo ora, lee
la palabra y conoce mas de cerca a Dios.
Recuerda lo que nos recomienda
Colosenses 4:5 “Andad sabiamente para con los de afuera,
aprovechando bien el tiempo.
DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard