¡Éramos unos niños cuando ya soñábamos!
Sonábamos que un día la vida nos sorprendería con el amor de nuestra vida; un
hombre o una mujer gentil, prudente que nos amara y con quien nos uniríamos
para compartir nuestra vida.
Formar una familia parecía ser nuestro anhelo mas
grande, ser amados, admirados y respetados era el sueño que llenaría nuestras
vidas y nos haría feliz. Ese sueño era aun mas importante que cualquier otra
cosa deseada, mas grande que estudiar y divertirte, mas grande que aprender y
tener éxito en los negocios, porque alcanzarlo nos haría sentir completos.
Paso el tiempo, Dios nos sorprendió y
nos concede el deseo de nuestros corazones a la manera de El; llego el
ser amado, el que nos inspiraría los sentimientos mas nobles y lindos que
jamás hubiéramos experimentado, unos que solo desean el bien, aquellos que
hacen que el corazón se inunde de alegría, los que te hacen soñar y tener deseos
de vivir y disfrutar la vida.
Ahora nos sentimos llenos de ilusiones y de ánimo
para conquistar todo lo que haya que conquistar y vencer todo obstáculo que
haya que vencer. De esos sentimientos lindos el amor es el responsable pues él
nos hace fuertes, nos llena de vigor y nos hace capaces de cumplir con todo lo
que nos propongamos.
Cuando comprometemos nuestra vida con
el ser amado, no importa con que nombre se presente un día la adversidad,
porque tenemos todas las armas para vencerla. Nunca olvidemos entonces esta
verdad con la que nos entregamos a la aventura mas importante de
nuestra vida, y que encontramos en 1 Corintios 13:4-7:
Cuando se sientan apurados o
desesperados por cualquier cosa, recuerden que el amor es paciente, cuando
esperen algo, si no lo reciben, el amor sigue siendo bondadoso; cuando deseen
algo, pero es el otro el que lo
obtiene el amor no envidia pero se alegra del bien, nunca se jacten ni sean
arrogantes porque el amor es humilde, siempre se comportaran con decoro porque
el amor así nos ensena, no serán egoístas porque el amor no busca lo suyo mas
busca el bien común, si algo no les gusta, no se irritaran pues el amor es
amable, si les fallaran no tomaran en cuenta el mal recibido, la injusticia no estará
en ustedes ni se gozaran en ella, sino que su boca siempre hablara verdad y su
vida resplandecerá como la luz del día porque serán transparentes de tal manera
que no tengas secretos que no puedan compartir, el amor que es fuerte, todo lo
sufre, el amor que es confiado todo lo espera, todo lo soporta y jamás, jamás
aunque soplen vientos fuertes, aunque la marea suba y quiera destruir, dejara
de ser porque el verdadero amor es poderoso, es comprometido, es verdadero y es
para siempre.
Un consejo final; sean amigos, buenos
amigos, unos que puedan compartir y disfrutar juntos todo lo que hagan, sus
actividades, sus planes, su tiempo libre. Aprendan a ceder y a gustar de lo que
el otro guste para que siempre tengan un motivo para estar juntos, no discutan
por pequeñeces, no pierdan su tiempo en algo que comienza como una tontería
pero que por descuido puede crecer y lastimar.
Sean respetuosos, no se digan
palabras ofensivas y cuando no tengan nada bueno que decir callen. Perdónense, anímense,
afírmense, resalten las virtudes del otro y no critiquen con el fin de
lastimar, y el consejo mas grande e importante, jamás se aparten de Dios, háganle a El el
centro de su hogar y si lo hacen así serán indestructibles pues sus bases serán
solidas como el hierro y nada las podrá dañar.
Seremos felices en la medida que
estemos dispuestos a hacer feliz a nuestra pareja, ese debe ser nuestro
compromiso, no esperar que nos den, sino dar primero, no esperar que nos amen,
sino amar primero.
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard