Dios
ordeno el diluvio para herir la tierra, ya que en ella había mucha corrupción,
los hombres se habían inclinado por lo malo y se habían olvidado de su Hacedor.
El tiempo ha pasado desde aquel evento histórico y sucede que algunos aun ahora
hacen caso omiso de las consecuencias graves que trae todo comportamiento malo
y premeditado, aquel que desagrada a Dios. La maldad es el camino seguro que
conduce a la muerte pero muchos coquetean con ella sin ningún temor ni
remordimiento.
Algunos
hoy lloran la partida de un ser inocente y querido al que le arrebataron la
vida sin piedad y preguntan; ¿hasta
cuando Señor? Una amenaza nos sorprende en un día cualquiera, una injusticia un
dolor, no sabemos cuando tocaran a nuestra puerta con una fatalidad. Esta situación
se ha vivido desde siempre, estamos en un mundo en el que muchos se han
olvidado de Dios, pero para los que le conocemos, le servimos y le amamos, Dios
es nuestro Protector.
La
palabra te dice en el Salmo 27:1 “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a
quien temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quien tendré temor?
Luego
continua diciéndote en Proverbios 3:25 No temerás el pavor repentino, ni el
ataque de los impíos cuando venga.
Podemos
decir confiados lo que nos dice el libro 2
de Crónicas 20:9 “Si viene mal sobre
nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de
esta casa y delante de ti (porque tu nombre esta en esta casa), y clamaremos a
ti en nuestra angustia, y tu oirás y nos salvaras.”
Confía
todos tus caminos al Señor tu Dios pues “Él te librara del lazo del cazador, de la
peste destructora” Salmo 91:3 porque “El Señor es tu guardador; el Señor es tu
sombra a tu mano derecha.” Salmo 121:5
Reposa
en el Señor porque Él te dice que: “caerán a tu lado mil y diez mil a tu
diestra; mas a ti no llegaran.” Salmo 91:7
DALE COLOR A TU VIDA!