Recuerdo a mi tío favorito caminando despacio dirigiéndose a la cocina para comer una de las deliciosas galletas que mi tía horneaba. El tenia prohibido por el doctor comer dulce, pero esta recomendación no parecía fácil de seguir para el, pues aprovechaba el silencio y la oscuridad para deslizarse por la casa sigilosamente asegurándose que nadie le descubriría.
Él pensaba que nadie sabia de sus hábitos, pero todos le oíamos y sabíamos a donde exactamente se dirigía, y es que tenia razón de querer saborear aquellas tentadoras galletitas, que endulzaban el paladar de cualquiera haciéndole disfrutar momentáneamente algo verdaderamente agradable.
El problema con mi tío es que era diabético y debía evitar comer dulces que afectaran su salud, pero tenia que hacer un esfuerzo muy grande para poder lograrlo. Claro que mientras lo veían, tenia que hacerlo porque sabía que todos le recordarían que tenia que cuidarse y que comiendo cosas dañinas para él no le ayudarían en absoluto y por el contrario afectaría más su salud.
Mi tío sabía que la prohibición era por su bien, para cuidarlo y para protegerlo de complicaciones pero decidía tomar el riesgo aunque mas tarde tuviera que lamentarlo. Así somos todos, sabemos que hay cosas que no debemos hacer por nuestro bien, entendemos que aunque las cosas se ven apetecibles, no siempre son recomendables y para pasarlas desapercibidas tendremos que hacer uso de dominio propio o gobierno del yo que es lo mismo.
¿Pero como controlamos el yo? Activando la palabra en Filipenses 4:13 "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".
Al recibir la salvación a través de Cristo también recibimos perdón de pecados y todo lo que nos ata a este, ahora podemos ejercer control de nuestros pensamientos, lengua y actitudes por Cristo, porque ahora tenemos intimidad con El y él ocupa todo nuestro Ser. Es imposible que de nuestro corazón salga amargura si Dios vive en el, tampoco pueden echar raíz en nuestra mente pensamientos que no le honren, y como consecuencia nuestras actitudes serán aquellas que le agraden a El.
La mejor manera de controlar el mal, es llenándonos del bien, cuando logremos vivir como nos invita la palabra en:
Filipenses 4:8-9 "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mi, esto haced; y el Dios de paz será con vosotros", entonces podremos ejercer dominio propio.
Cuantos problemas nos hubiésemos evitado si solo hubiéramos ejercido dominio propio, cuantas veces nos relacionamos con personas que solo problemas nos trajeron, cuantas veces hemos actuado llevados por la ira, el resentimiento y el deseo de venganza y hemos quedado mas heridos nosotros que nuestras victimas, pero siempre tenemos oportunidad de corregir y mejorar.
Cuando te sientas tentado a hacer algo que no te hará bien recuerda lo siguiente "todo me es licito mas no todo me conviene" Corintios 10:23 ejerce dominio propio pregúntale a Dios como actuaria el e imítalo para que estés bien y no te metas en problemas serios. El gobierno del yo es vital, ejércelo, tú tienes el poder para hacerlo a través del Espíritu Santo.
DALE COLOR A TU VIDA!
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
