Es mas común de lo que pensamos el enfrentar el día y estar a la defensiva porque se espera un regaño, una agresión o una mala noticia, y es que hay personas portadora de negatividad, las que están llenas de amargura y no resisten ver a su prójimo feliz. Esta amargura que tiene raíz en lo profundo de algunos corazones y que es alimentada por la envidia, los celos y el resentimiento, no tiene otra cosa que ofrecer sino grosería y agresión. Algunos viven o se desenvuelven en ambientes hostiles y esto los indispone, encerrándose en si mismos, desconfiando de todos y con las unas afiladas por si tienen que defenderse.
Es momento de revisar nuestro corazón para ver que es lo que tenemos para dar, un corazón agradecido y alegre siempre enfrentara su día con una sonrisa, un buen pensamiento y una buena intensión, cosas que terminan manifestándose con actos bondadosos llenos de compasión y amor. Una persona con un corazón lleno de paz y satisfacción, agradecida con Dios y con la vida, fácilmente agrada a los demás, su alegría es tanta, que puede compartirla y ofrecer algo de felicidad a los que la rodean.
Es hermoso sorprender a alguien con un regalo ver la expresión de su rostro asombrado y alegre no tiene precio, podemos regalar algo sencillo, significativo y lleno de cariño, un detalle sincero que les haga saber que los recordamos y que son importantes para nosotros. Los regalos no tienen que ser costosos porque lo importante es lo que representan, la mayoría de personas agradecerán el detalle porque en medio de un día abrumador, complicado y lleno de líos y dificultades, recibir un cariñito, les hará mucho bien y sabrán que hay cosas y personas buenas y que no todo es adversidad y desencanto.
Piensa en alguien a quien hace mucho no sorprendes con un detalle que tu sabes que apreciaría recibir, bendícelo con ello y te sorprenderás porque el mejor retribuido serás tu, porque lograr una sonrisa en una persona que amamos, nos hará sentir bien. Si con frecuencia nos detuviéramos de nuestros afanes para pensar en los demás y nos propusiéramos alegrarles un poco la vida, seriamos personas mas contentas y nuestras relaciones serian más cercanas y saludables.
Dios siempre ha estado dispuesto a dar, siempre lo hizo y lo sigue haciendo así. Todos los días nos ofrece su amor, su perdón, su misericordia, su amistad, su salvación, sus milagros, sus bendiciones, él siempre nos ofrece vida, una vida abundante y llena de paz. Dios es el Dador perfecto a quien debemos imitar, no retengamos cosas que podemos ofrecer a otros y con estas hacerles feliz, somos creados para compartir, para darnos unos a otros y para bendecir.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Galatas 6:9-10
¡DALE COLOR A TU VIDA!
Regflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
