¿Quién ha dicho que la fuerza gana las
batallas y que el que más grita es el más sabio? Nada está más lejos de la
verdad porque si hay un arma poderosa, no tiene que ver con estrategias
militares ni con balas de acero ni de plata, ni con voces estruendosas que
escalan su tono pues sabe que es débil y lo único que le queda es hacer ruido
para no quedar avergonzada. El arma real se prepara, sabe cuándo pausar, cuando
cargar y cuando actuar y lo hace sin arrebato y con madurez, pues ninguna
batalla se perdió cuando el amor la enfrento.
Una mala táctica es rendirse ante la ira
y el rencor, pues cuando sucumbimos a ellos, estamos perdidos y muy pronto
seremos derribados, ¡Ah! Pero aquel que no se deja seducir por el engaño
aplastante del ímpetu soberbio que profieren las palabras hirientes y
humillantes, es el verdadero soldado que ha aprendido que la prudencia y la
inteligencia puede más que el enojo desbordante que arrastra con todo para
destruir no al enemigo pero a si mismo que por su ingenuidad eligió lo que le
hace débil en lugar de elegir el amor.
A diario nos encontramos enemigos, que
son cobardes porque no se presentan de frente sino que atacan por la espalda,
tejiendo sigilosamente su plan mortal en la oscuridad, pero el que siempre anda
armado no se inmuta ni siente miedo, pues sabe que está listo para desenvainar su
espada que es la Palabra Poderosa y Cortante con un filo tal, que ningún argumento
la seduce, ni se debilita, ni rinde jamás.
Que no te preocupe la amenaza, pues
mientras te llenes de amor, aun a tus enemigos más acérrimos confundirás. Es
que ellos esperan la respuesta a su agresión, pero uno que es prudente lo
sorprende bendiciéndole y haciéndole bien.
¿Con quien peleara entonces si la
presa que buscaba no se da por aludida y no permite que entre a su corazón, la
amargura y la traición con que quieren sorprenderle?
Siempre elige el amor porque no hay nada más
grande y poderoso tan grandioso que nunca, nunca dejara de ser.
La Biblia nos dice que “el diablo vino
para matar, robar y destruir” (Juan 10:10), por lo tanto el pecado viene de él,
y lo que quiere es destruir y matar lo que Dios creó. Pero Jesucristo que es
amor, vino para deshacer las obras del
diablo. (Juan 3:8)
¡Para ser un buen soldado de Cristo,
debemos conocer bien sus armas!
DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard