Translate Into Another Language

Tuesday, September 18, 2012

POR TU CULPA






En todas las etapas de nuestra vida, por una o por otra razón hemos escuchado que alguien nos dijo algo como esto: “Por tu culpa”, así es que aprendemos equivocadamente desde muy temprano que la culpa nos acompañara por el resto de la vida tal como si fuera algo de lo que no podremos escapar jamás.

Se nos culpa por todo, aun a través de los medios de comunicación se nos transmiten mensajes que nos hacen sentir culpables, de manera que llegamos a creer  y a aceptar que lo somos, aun cuando no siempre sea verdad. Nos sentimos culpables por todo; si una cosa se echa a perder, pensamos que es por algo que hicimos mal; si no podemos adquirir algo que alguien significativo para nosotros quiere, nos sentimos culpables por no tener las posibilidades de complacerlo,  si a alguien de nuestra familia le va mal también pensamos que la culpa es nuestra y que seguramente no hicimos lo suficiente por ellos.

Sentirse culpable es algo que no nos dejara avanzar pues la culpa paraliza,  y constantemente causa temor y miedo de ser señalados y juzgados. La culpa nos hace sentir que no merecemos nada y por esta razón, nos aislamos y nos conformamos con vivir mediocremente pensando que de esa forma pagaremos por aquello que no hicimos bien.

No podemos dejar que se nos vaya la vida sintiéndonos culpables por todo, sino que en lugar de eso debemos aprender a asumir la responsabilidad que nos toca, y restituir en la medida que se nos haga posible. Es saludable y necesario que aprendamos a vivir sin condena, y esto se logra depositando nuestra vida en las manos de Jesucristo quien cuando recurrimos a El, nos limpia de todo pecado, y nos justifica delante del Padre, para que podamos vivir  sin condenación.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)

“De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17).

Aun cuando hayamos fallado y causado dolor, siempre podemos recurrir a nuestro Señor, quien esta esperando por nosotros para ayudarnos, Él nunca  nos dará la espalda y siempre nos ensenara la mejor forma para reparar las cosas que hemos dañado en el camino. No pierdas la esperanza Dios siempre te ofrecerá una nueva oportunidad, Él te restaurara y de los errores cometidos te ensenara  una gran lección y sacara lo mejor de ti.
 
 
DALE COLORA A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard