No importa que
tan bien nos hayamos levantado, siempre tenemos que estar alertas y preparados
para las “sorpresas” de la vida, las cuales no siempre son agradables. Cuando
escribo esto recuerdo por ejemplo el haber llegado algún día al lugar donde
trabajaba y cuando menos lo esperaba, un compañero que parecía tener la misión de
hacerle difícil la jornada al que pudiera, hacia una de las suyas y por
supuesto era difícil dejar de reaccionar y aunque esa reacción fuera interna, el día de
alguna manera parecía perder un poco de su luz.
Como estos son
los desafíos de la vida, por lo que con
responsabilidad e inteligencia debemos ponernos una coraza protectora que nos
permita detener los dardos dirigidos a nuestro corazón con el fin de quitarnos
el gozo.
Estas
experiencias sorpresivas y negativas las vivimos a diario bajo cualquier situación
y en cualquier lugar. Una respuesta inesperada de nuestro cónyuge, una mirada
dura de un hijo, una orden injusta de nuestro jefe, una acción desleal de
nuestro compañero de trabajo, una fila interminable en una oficina pública, alguien
que te ignora en la iglesia y en fin, la lista no terminaría porque somos muy
sensibles y muchas cosas nos pueden afectar negativamente si lo permitimos.
Cuando viajamos,
nos preparamos para ese viaje, sabemos las cosas que debemos poner en nuestro
equipaje, sabemos bien lo que necesitaremos para nuestra estadía fuera de casa,
si vamos a una conferencia seguramente llevaremos el traje adecuado, si vamos a
una fiesta familiar también llevaremos el atuendo necesario, jamás viajaremos
sin llevar lo que debemos. Esto me dice que si podemos ser tan cuidadosos con
las cosas materiales, y si nos preparamos para las cosas externas, con mayor razón
debemos cuidar de llevar por dentro lo que necesitamos para enfrentar lo que
pueda dejar vulnerable al corazón.
Cuando venga una
palabra negativa que te quiera anular, ten listo un pensamiento de Dios para
sustituirlo, cuando venga una acción injusta a tu vida, confía en las promesas
de Dios, porque recuerda no importa como parezca el camino que te lleve a tu
promesa, sino que en el camino te hagas acompañar de Dios, cuando te maldigan, bendice. Debemos cuidarnos
por dentro tan bien como lo hacemos por fuera; así como buscamos el vestido
adecuado, también busquemos la palabra adecuada que guardara nuestros corazones
en el momento justo. Que no te sorprendan y que esas sorpresas no arruinen tu día.
Sorprende tú con tu actitud, paciencia, amor y fe, porque si te vistes con
estas cosas nadie podrá robarte el gozo jamás.
DALE COLOR A TU
VIDA
Reflexiones que
nutren el ser interior
Por: Ingeborg
Bernhard