A todos nos gusta vernos elegantes, por eso es que cuando podemos ponernos un
vestido nuevo nos sentimos alegres y muy cómodos, y es que ¿quien no desea estrenar algo hermoso y que le quede
bien? Lo que nosotros vemos es el producto final, pero no nos interesa pensar en
como esa pieza fue diseñada. Nos gustó, la adquirimos y la disfrutamos. Sin
embargo hubo un proceso que se realizó con cuidado en alguna fábrica, en algún lugar
y por algunas manos entrenadas para esa
labor. Definitivamente hubo un sueño una planificación que se convirtió en acción
y lo pensado se logró.
Estamos tan acostumbrados a ver el
producto ya elaborado, que cuando deseamos alcanzarlo, queremos tenerlo rápido y
sin mucho esfuerzo. Tenemos que comprender que todo requiere ser pensado primero,
planificado después y creado al final. Lo que nos enseña esto es que es bueno soñar,
pero junto al sueño debe ir la planificación y es bueno planificar pero con la planificación
debe ir la acción. No podemos vernos en un lugar sin que nos movilicemos,
tendremos que caminar, navegar, manejar e incluso volar para vencer las
distancias. No basta solo con anhelar algo, debemos provocarlo o hacer que se
materialice. No podemos tampoco dejar de soñar, pues el que deja de hacerlo, deja de vivir. Cada día debemos avanzar, cambiar, mejorar y prosperar.
No es suficiente con saber que tenemos algún
talento, porque aunque lo tengamos si no lo usamos, en nada nos beneficiará. Tampoco
podemos decir no puedo, porque si no lo intentamos jamás nos daremos cuenta si somos capaces. No tengamos miedo de intentarlo, pues el maestro no se hará si
no enseña, el actor no es actor si no actúa, el escritor no es escritor si no
escribe y el que desea ser prosperado no lo será si no trabaja por ello.
Sueña, pero con tu sueño planifica y
considera tus recursos, anhela, pero con tu anhelo vaya la pasión y unida a ella la acción.
Lucas 14:28 nos recuerda: “Porque ¿quien
de vosotros queriendo hacer una torre, no se sienta primero y calcula los
gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?, no sea que después que
haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a
hacer burla de él, diciendo: este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar.”
¿Qué herramientas tienes para lograr lo
que deseas? No te impongas metas demasiado altas que no las puedas lograr, ni
demasiado bajas que no te dejen satisfecho. Por eso consulta con el arquitecto
de todas las cosas antes de iniciar el diseño de tus sueños, así sabrás con que
recursos cuentas y jamás serás avergonzado.
DALE COLOR A TU VIDA
Reflexiones que nutren el ser interior
Por: Ingeborg Bernhard
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